Desde el 2 de abril, debido a los aranceles que Estados Unidos impone a sus productos, Pekín impuso un nuevo régimen de licencias que obliga a las empresas extranjeras a solicitar permisos para exportar determinados minerales (samario, gadolinio, terbio, disprosio, lutecio, escandio e itrio) e imanes derivados. El proceso, muy lento, ya está generando cuellos de botella en el suministro de algunos sectores, sobre todo el del automóvil.