
SEATTLE (Enviado especial) — Las luces del primer día del Mundial de Clubes se quedaron con Lionel Messi y su Inter Miami. El típico partido inaugural de todo torneo ecuménico, que suele disputarse en soledad, fue un entretenido empate sin goles entre el conjunto de Florida y Al Ahly de Egipto. El 0-0 no le hace justicia a un encuentro agradable, que sirvió como presagio de un torneo que se vislumbra atractivo y muy especial. Entre las múltiples particularidades que tendrá el certamen aparece la duplicidad de anfitriones, ya que no será solo Inter el dueño de casa.
Seattle Sounders es el “otro local” del Mundial. Con menos protagonismo mediático que el conjunto de Messi y David Beckham, el equipo del noroeste de Estados Unidos es el que hizo los mayores méritos deportivos y el que llegaba con mejores posibilidades de hacer un buen papel. Fue campeón de la Liga de Campeones de la Concacaf 2022 y es animador habitual de la MLS. Es uno de los grandes de este país y su debut contra Botafogo, otro partido de grato discurrir, generó expectativa nacional y local más que global.
Seattle está ubicada en el extremo opuesto de Miami. Como si fueran dos ciudades en el espejo, a ambas les tocó recibir el Mundial con el club dueño de casa en el campo de juego. Las diferencias entre ambas son múltiples. Desde el clima y la forma de vida hasta los orígenes y el arraigo de los equipos. Y como para subrayar su oposición, una será el hogar de River Plate y la otra de Boca Juniors. Serán sedes antagónicas de la rivalidad más profunda que se tiene este campeonato.
El fútbol hace rato llegó a Estados Unidos y ya forma parte de la vida cotidiana de una parte del país. Pero solo de una parte. Aún no logró meterse en el corazón de todos los estadounidenses, que orgullosos de sus pasatiempos históricos se mantienen fieles al fútbol americano, el béisbol y el básquet. Y Seattle no es la excepción. Mientras que los hinchas habituales de los Sounders entienden que este evento es el más importante de su historia, buena parte de la ciudad ignora todo Mundial de Clubes.
Así vivió Seattle el debut de Sounders en el Mundial
Horas antes del choque contra Botafogo, a pocos metros del estadio Lumen Field, en el T-Mobile Park, jugaron los Seattle Mariners contra los Cleveland Guardians por la MLB, el torneo de béisbol más importante del mundo. Los locales ganaron 6-0 y los hinchas de ambos deportes se mezclaron en las horas previas al fútbol. Ante la consulta, la enorme mayoría de los aficionados de los Mariners expresaron su más absoluta ignorancia acerca del certamen de fútbol que ya se jugaba en su tierra. Algunos pensaron que aquello que se estaba preparando en el Lumen Field era tal vez un compromiso cualquiera de la MLS y no un enfrentamiento contra el campeón de la CONMEBOL Libertadores en el marco de una Copa del Mundo.
Ambos estadios están ubicados en el Pioneer Square, el barrio que es el corazón de la ciudad desde siempre, ya que allí se establecieron los fundadores en 1852. A diferencia de lo que sucede en otras ciudades de Estados Unidos, en las que este tipo de estadios monumentales están en los suburbios, aquí se levantan en pleno downtown. Entre las galerías de arte, los restaurantes, los bares y las librerías, emerge el escenario mundialista, con capacidad para 70.000 espectadores que suele tener cerca de la mitad de su aforo completo en los partidos de Sounders en la MLS.
La expectativa por el debut del equipo dueño de casa explotó minutos antes del comienzo del juego. No se sintió la ansiedad a la que estamos acostumbrados los sudamericanos y los europeos. El hincha de “soccer” lo vive de otro modo, tal vez más alejado sentimentalmente del asunto. De todos modos, se divierte. Come hot dogs, escucha música, consume, arma algún pasatiempo lúdico en la vereda… la multiculturalidad de todo Mundial también se ve aquí.
“Vamos Sounders, para que gane Sounders se necesita meter muchos goles”, cantó la “barra brava” al llegar a la cancha, en una indicación muy clara que sus jugadores no pudieron seguir. La inocencia de la letra sirve para describir la atmósfera festivo pero cándida de los momentos previos y también del durante.
A los cerca de 25 mil hinchas que suelen ver al equipo en la MLS, se sumaron cinco mil más para darle un marco colorido al choque del Grupo B. Las tribunas se tiñeron de verde, hubo banderas detrás del arco y los locales se hicieron sentir por encima de la buena cantidad de brasileños que llegaron al estado de Washington. Cuando el 0-2 ya estaba en el marcador, llegó al aliento que empujó al equipo en busca del descuento. Gracias a ese impulso, se puso 1-2 y estuvo a punto de empatar.
Si hay un equipo estadounidense que merece mezclarse con los grandes globales, ese es Seattle Sounders, más allá de la derrota en el debut contra Botafogo. Tiene casi cincuenta años de historia futbolística, títulos importantes y protagoniza el clásico más caliente de la MLS con Portland Timbers. Quizás el único derbi regional verdadero, con todos los condimentos de una rivalidad como las que conocemos. Por eso, su presencia en la Copa es importante. Porque es un local que no abandona sus características estadounidenses pero que al mismo tiempo se eleva por sobre ellas. O al menos trata de hacerlo, dentro y fuera de la cancha.