
Después de las declaraciones de Ivet Playà, Alejandro Sanz ha reaccionado muy afectado a la última entrevista concedida la joven fan, que ha acusado al artista de “comportamientos inmorales”.
“Y algo más importante aún. Gracias a tod@s los que me habéis apoyado estos días. Porque la valentía y la amistad se demuestran cuando es más fácil callar que manifestarse. Gracias desde el fondo de mi corazón. Eso no lo olvidaré jamás. Os amo“, ha escrito Sanz en sus redes.
Playà dijo el viernes: “La relación fue siendo mayor de edad y consentida. Después del vínculo sexual, empecé a ver a un Alejandro Sanz que no reconocía. Me di cuenta que el Alejandro que yo idolatraba, no existía. No fue de la noche a la mañana”.
Justo antes de su intervención, Jorge Luque trasladó en TardeAR la versión del equipo jurídico de Playà, que niega que la joven haya intentado chantajear a Alejandro Sanz o le haya pedido dinero.
Y es que la primera reacción del cantante, hace días, apuntaba al resentimiento como razón principal por las que la joven había aparecido en las redes y en los medios. “Ivet, yo tenía un recuerdo muy bonito de nosotros dos, personas adultas compartiendo su cariño, siendo libres. Qué pena que este sentimiento se haya roto ahora”, señaló el madrileño. También dijo que ella le planteó invertir en sus proyectos familiares en mayo, una propuesta que, tras consultarlo con sus asesores, él rechazó: “Nunca he estado involucrado en conductas inapropiadas y así seguiré toda mi vida. Te deseo encuentres pronto tu camino y felicidad”, dijo. Tras esto, la joven habría decidido aparecer en el vídeo de las acusaciones de conductas inhumanas por parte de él.
En este sentido, ella ha asegurado que nunca exigió dinero, que fue él quien le ofreció ayuda económica: “Me la ofreció él. No era que me diera un millón de euros, era su manera de reconocer que no hizo las cosas bien“, es la versión de ella.
Desde el entorno del cantante, además de la petición económica no correspondida, se apunta a una desilusión amorosa como los detonantes de toda esta guerra mediática. Es decir, que “el Alejandro que idolatraba no existía”.