
Trump ha ordenado entrar en la guerra de Israel contra Irán y bombardear Irán. Benjamín Netanyahu está en una posición política de debilidad y necesita prolongar el conflicto en Gaza para que su Gobierno no caiga por falta de apoyo parlamentario. Y ahora ha iniciado la que es sin duda su principal obsesión; atacar a Irán, que es su gran enemigo en la región y que financia a todos los grupos terroristas y guerrillas que amenazan la seguridad del estado de Israel. Trump ha decidido entrar en el conflicto bombardeando e Irán ya ha contestado.
Todo apunta a que nos enfrentamos a una guerra que, igual que la de Ucrania, puede prologarse más de lo esperado. Aunque el mercado del petróleo ha cambiado radicalmente desde 2007, el Golfo Pérsico y, especialmente, el Estrecho de Ormuz sigue siendo uno de los puntos calientes del Planeta. Desde 2007, EEUU ha doblado su producción de petróleo y explica el 100% del aumento de la oferta mundial. La producción es distribuida en muchos oferentes en EEUU y eso ha roto el poder de fijación de precios de la OPEP. Si a eso le sumas que Trump anunció más concesión para extraer crudo y que desde 2019, antes de la pandemia, la demanda de petróleo mundial ha crecido tan solo un 2% y el 100% es por China ayuda a explicar que el precio del petróleo antes de este conflicto hubiera caído hasta 60 dólares/barril, muy por debajo de los niveles próximos a 75 dólares que terminó en 2024.
El conflicto hasta el viernes ha provocado un fuerte repunte de nuevo hasta 75 dólares, aunque siguen siendo precios del petróleo compatibles para que la economía mundial no entre en recesión, aunque ralentizará aún más el crecimiento. Trump tiene una visión de la política muy expansionista, se inspira en el Presidente William McKinley, que fue el que consiguió ganar la guerra de Cuba de 1898 contra España. A la incertidumbre de los aranceles y el dólar, ahora se suma la de las tensiones geopolíticas.
Es cierto que estamos en un momento de bajo nivel de aversión al riesgo de los inversores internacionales, como refleja que las bolsas siguen en máximos y las primas de riesgo de los bonos en mínimos y, si eso no cambia, es probable que el impacto sobre el precio del crudo no sea tan intenso como lo habría sido hace décadas. Los iraníes son chiitas y los grandes productores de petróleo, especialmente Arabia Saudí, son suníes y las relaciones entre ambos están en su peor momento. Por lo tanto, no es previsible una restricción de la producción de la OPEP significativa por este incidente.
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M. Redondo Datos: Borja F. Sebastián
Aun así, el riesgo de este conflicto es alto y no se debe minusvalorar. Si el conflicto continúa y el petróleo rompe la barrera de los 80 dólares, intentará probar la barrera psicológica de los 100 dólares y si la rompe entramos en escenarios de riesgo de recesión mundial, que se sumaría al impacto de los aranceles de Trump, aún por concretar. El petróleo ha reducido significativamente su peso en el mix energético global desde la crisis de 1979 pero, además de para la movilidad y la generación de electricidad y calor, se sigue usando en muchos procesos para fabricar materiales y bienes intermedios.
El aumento del precio del crudo provocará un aumento mayor de los costes de las empresas, al que hay que sumar el impacto de los aranceles de Trump. Por lo tanto, el shock afectará negativamente a los márgenes y forzará a las empresas a subir precios y aumentará la inflación. Eso provocará más tensión sobre las rentabilidades de la deuda americana que Trump quiere bajar, pero que no paran de subir desde que volvió a la Casa Blanca. Eso puede intensificar la presión sobre la Reserva Federal que decidió no bajar sus tipos de interés la pasada semana y eso puede debilitar aún más al dólar.
EEUU es exportador neto de petróleo y le afecta menos esta crisis, pero Europa es dependiente del petróleo de Oriente Medio y especialmente del gas después de que Putin cerrase sus gaseoductos. Para España es mayor el impacto sobre los precios del gas que sobre el petróleo, ya que es la fuente primaria de energía que en la transición energética fija el coste marginal de la última unidad consumida y, por tanto, el precio de mercado de la electricidad durante buena parte de las horas del día. Si el Gobierno finalmente decide no autorizar la prórroga de la central nuclear de Almaraz el impacto sobre la inflación y por último sobre el consumo de las familias, especialmente las más vulnerables será mayor.
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El mundo está en guerra y la posición de Pedro Sánchez cuestionando el aumento del gasto militar en la reunión de la OTAN de esta semana y nuestro claro posicionamiento a favor de Gaza y en contra de Israel nos debilitan enormemente en nuestra influencia en el mundo occidental y nos escoran al lado de China y Rusia. EEUU es nuestro principal aliado en seguridad e inteligencia militar e Israel en servicios de inteligencia policial y ciberseguridad. Se puede y se debe criticar a Trump y a Netanyahu, pero ir al conflicto contra ellos no es una posición muy inteligente. Veremos.
Trump ha ordenado entrar en la guerra de Israel contra Irán y bombardear Irán. Benjamín Netanyahu está en una posición política de debilidad y necesita prolongar el conflicto en Gaza para que su Gobierno no caiga por falta de apoyo parlamentario. Y ahora ha iniciado la que es sin duda su principal obsesión; atacar a Irán, que es su gran enemigo en la región y que financia a todos los grupos terroristas y guerrillas que amenazan la seguridad del estado de Israel. Trump ha decidido entrar en el conflicto bombardeando e Irán ya ha contestado.