
En el tribunal de Nueva York donde se está celebrando el juicio contra Sean ‘Diddy’ Combs se están escuchando testimonios tan terribles, que hay que tener estómago para aguantarlo. El artista, que se enfrenta al menos a una decena de demandas civiles relacionadas con maltratos físicos y agresiones sexuales, está presenciando un desfile de pruebas y declaraciones que le están poniendo contra las cuerdas, y que están convirtiendo este proceso judicial en un auténtico circo de los horrores.
Y es que la cosa no se queda ahí, ya que Combs está acusado de ser el cabecilla de una supuesta empresa que «abusaba, amenazaba y coaccionaba a las mujeres» para que participaran en orgías sexuales prolongadas y llenas de drogas con prostitutos, a los que él llamaba «freak offs», y luego las amenazaba para que guardaran silencio. Uno de sus abogados, Marc Agnifilo, argumenta que todo esto era simplemente parte del estilo de vida swinger de su cliente, pero su postura es insostenible a la luz de todo lo que está conociéndose en el juicio.
En la primera sesión, celebrada el pasado lunes, la fiscal federal adjunta Emily Johnson ofreció un estremecedor alegato inicial en el que aseguró que el artista obligó a una prostituta a orinar en la boca de su entonces pareja, Cassie Ventura, que hizo que se sintiera «como si se estuviera ahogando». También le obligaba a participar en sus orgías, y si se negaba la golpeaba con extrema violencia.
Esto último ha demostrado en el juicio con la proyección de un vídeo de 2016 grabado por el sistema de seguridad de un hotel de Los Ángeles, que ya fue difundido por CNN el año pasado y se muestra íntegramente en el documental ‘The downfall of Diddy’ (‘La caída de Diddy’), en el que se ve al rapero y productor golpeándola sin previo aviso con una violencia inusitada y arrastrándola por los pasillos.
La defensa no ha podido refutar la autenticidad del vídeo, y poco más puede hacer al respecto tras la declaración de un agente de seguridad que acudió a la habitación donde estaba Cassie, y que asegura que se la encontró con un ojo morado y llorando. Allí también estaba el propio Combs, quien «envuelto en una toalla y con una mirada diabólica», le ofreció una importante suma de dinero para que no informara a nadie.
El lunes se pudo escuchar el testimonio de otras tres víctimas que guardan anonimato, como el de una exempleada de Combs que afirmó que fue violada por el artista mientras dormía, o el de una madre soltera que declaró haber sido obligada a tomar drogas y mantener relaciones sexuales sin protección y bajo coerción en las fiestas del artista. También prestó declaración Daniel Phillip, un hombre que ejercía como estríper y posteriormente como escort en las fiestas organizadas por Diddy, quien detalló haber mantenido encuentros sexuales con Ventura mientras el magnate observaba y se masturbaba, grabándolo todo en vídeo en muchas ocasiones.
En el segundo día de juicio, Ventura reveló que cuando decidió romper la relación en 2018, decidieron cenar juntos para «lo que parecía una conversación de cierre» que fue «agradable», pero posteriormente él la acompañó a su casa y allí la violó. Ella puso una demanda civil, pero en 2023 el rapero le pagó 20 millones de dólares en 2023 para que la retirara. Sin embargo, la cosa no acabó ahí ya que cuando ella inició una relación con el también rapero Kid Cudi, Diddy volvió a agredirla y profirió amenazas a su novio y a gente de su entorno. Al ser preguntada el pasado martes por la fiscal Emily Johnson por las razones para testificar en este juicio, Ventura respondió: «Porque no puedo aguantar más la culpa y la vergüenza».
«Durante este juicio van a escuchar el relato de 20 años de crímenes por parte del acusado, que no hizo todo esto solo porque tenía un círculo íntimo de guardaespaldas y empleados de alto rango que le ayudaron a cometer delitos y a encubrirlos», exclamó Johnson ante un jurado visiblemente impactado por las pruebas contra Diddy, por los relatos de sus víctimas y, por si fuera poco, por las indigentes excusas de la defensa de Diddy, que ha llegado a justificar sus actos por un problema de «mal carácter».
Una de sus abogadas, Anna Estevao, está dirigiendo sus interrogatorios en una dirección que pone en duda los maltratos y que insinúa que todo se debe a un problema de celos de Ventura, incluso deslizando que ella pudo haberle sido infiel y que eso justificaría su violencia. «¿Que él pasara tiempo con otras mujeres provocó discusiones?», preguntó la letrada. «Sí», respondió Ventura. «Y el señor Combs tenía sospechas de que usted no le era fiel, ¿correcto?». continuó Estevao. «Sí», respondió Ventura, «y en esos momentos daba mucho miedo».
En estos momentos, al margen de sus abogados, sólo hay una persona en el mundo que siga defendiendo a Diddy, al menos públicamente. Pero eso no le hace ningún favor ya que se trata de Kanye West, al que ahora le ha dado por reivindicar a Hitler y el nazismo. «Mis negros no van a dormir hasta que veamos a Diddy libre», canta en su nueva canción ‘Free Diddy’. Un eslogan que, a la vista de los hechos, sólo puede esgrimir alguien que no esté en su sano juicio.