
El Vaticano ha informado que el Papa Francisco, ingresado en el Hospital Policlínico Gemelli desde el viernes 14 de febrero, ha pasado una «noche tranquila» y se ha tomado su desayuno. En la noche del miércoles, los médicos finalmente le diagnosticaron una «neumonía bilateral» y según el último parte médico sus condiciones clínicas «siguien presentando un cuadro clínico complejo».
Para complicar la situación, el tratamiento que recibió con cortisona mientras estaba en su casa dificulta el actual pronóstico del Pontífice. El portavoz de la Santa Sede lo explicó ayer, en un tono, sin embargo, que no es pesimista, y repite en dos ocasiones la palabra «complejo».
Desde el Gemelli se filtra que el Papa respira autónomamente, aunque es probable que esté recibiendo oxígeno a momentos alternos, como suelen tratar a los pacientes de infecciones respiratorias.
Francisco, de 88 años, está en el apartamento medicalizado reservado a los pontífices en el décimo piso del hospital Gemelli. Es su cuarta convalecencia en este centro, la segunda debido a causas respiratorias. El 29 de marzo de 2023 el Papa tuvo que ser ingresado por este motivo, y recibió el alta médica cuatro días más tarde, el 1 de abril. En aquella ocasión, en conversaciones privadas reveló que se había tratado de una pulmonía.
Durante estos días muchos fieles se han congregado a las puertas del hospital, encendiendo velas y rezando por la salud del Papa. Desde dentro del centro de salud, ayer le hicieron llegar a Francisco varias cartas de apoyo escritas por sus compañeros de pasillo, niós del departamento de Pediatría oncológica, que conmovieron al Pontífice.
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