
Día de gala en Cornellà. El RCDE Stadium preparó su recibimiento más hostil para el derbi de su Espanyol ante el FC Barcelona. Los de Hansi Flick llegaron a la jornada 36 con la posibilidad de cantar el alirón ante su eterno rival de ciudad, tal como le sucediera en 2023 con la liga de Xavi.
Los grupos de animación del equipo blanquiazul tenían preparado un festival para la llegada del autobús de los suyos. Dos horas antes del choque convocaron un recibimiento a la altura de los mejores días, con pancartas y bengalas para la plantilla de Manolo González, evento que se ha repetido más de una vez durante esta temporada.
El equipo culé, a su vez, se aseguró de llegar al campo con prudencia y discreción, disponiendo de un dispositivo de seguridad bastante controlado varias manzanas alrededor del estadio. Pero ya no pudo evitar el encuentro con la parroquia blanquiazul durante su entrada en calor.
RIVALIDAD ABSOLUTA
Los primeros en salir fueron los porteros Szczesny, Ter Stegen e Iñaki Peña, encabezando la plantilla del líder de LaLiga bajo un mar de pitos y abucheos en su contra. Fue menor, eso sí, porque aún nos aficionados no ocupaban muchas butacas.
A la salida del resto de futbolistas de campo, ya con mucho del público local presente, la animadversión fue absoluta. Cánticos de “Puta Barça” bajaron desde las gradas del campo perico, conscientes de la importancia de crear una atmósfera dura para un rival que puede ser juez en su permanencia en Primera, teniendo que sumar dos puntos en las jornadas restantes.
Contrastó ello con el amor mostrado a los jugadores blanquiazules, rendidos a los pies de un Joan García clave para firmar la salvación cuanto antes. Fue también atronador el aplauso con la llegada al césped del resto de futbolistas pericos, solo interrumpido por la marcha del Barça a vestuarios con otra pitada monumental. La misma se repitió con el anuncio del once azulgrana en los altavoces del campo, especialmente enfocados al nombrar el ’19’ de Lamine Yamal.